Declarado monumento histórico nacional, la construcción de este particular edificio estuvo a cargo de los padres dominicos quienes recurrieron a la mano de obra de los pueblos originarios.
Las refacciones del templo en el siglo XX le devolvieron un estilo similar al original.
El convento de los dominicos se ubica junto a la iglesia. Los frailes de esta orden, asentada a fines del siglo XVI, han desarrollado desde aquí su tarea misionera hacia los cuatro puntos cardinales.
El patio del convento es un bello espacio con fuente, parrales, naranjos y jacarandaes, al que dan las celdas y salones conventuales.
Se ubica en las calles Pelagio Luna y Lamadrid